Favores obtenidos por la intercesión de la Beata

Favores obtenidos por la intercesión de la Beata María Ana de Jesús

TESTIMONIO POR LOS FAVORES CONCEDIDOS POR LA BEATA MARIA ANA DE JESÚS


GRACIAS POR LOS FAVORES CONCEDIDOS
Crecí en un hogar evangélico pentecostal, y siempre me formé mostrando bastante incredulidad hacia las demás religiones. Nunca tuve ningún tipo de creencia en la Iglesia Católica, ni en los santos, ni en la Virgen María, o lo relacionado con ello. Sin embargo, siempre he sido una persona respetuosa con respecto a las creencias y opiniones de otras personas.

Después de las elecciones presidenciales de Venezuela del año 2024, mi familia y yo decidimos emigrar a España. Viajamos mis dos hijos, de 12 y 11 años, y yo. Mi padre, de 64 años, se quedó en Venezuela. Con un tumor en el pulmón derecho, no estuvo dispuesto a la migración con nosotros, pero un familiar se quedó acompañándolo en su enfermedad.

En septiembre de 2024, una vez llegados a España, comenzamos a vivir a pocos metros de una iglesia católica. Como todo migrante, empecé a buscar oportunidades que me permitieran ganarme la vida y sacar adelante a mi familia. Conseguí un empleo en la gestión, en la diligencia, y escolaricé a mis hijos. Además, comencé el proceso de legalización de los documentos d
eidentidad, y tuvimos acceso a un domicilio. Conseguí trabajo cerca de la casa, así que todos los días pasaba por delante de la iglesia, tanto para llevar los niños al colegio como para ir hasta el trabajo.

Pronto empecé a acercarme a esta parroquia, aunque yo ni siquiera sabía el nombre: era la Parroquia Beata María Ana de Jesús. Me dije: “aunque esta iglesia es católica, es la misma casa de Dios”. Aquí comencé a sentirme a gusto. La comunidad era acogedora. Los sacerdotes, las monjas y los fieles colaboradores empezaron a ayudarnos mucho, sin preguntar, sin juzgar nada. Sentía el recibimiento que en otra parte nunca había experimentado, ni tampoco yo misma había dado.

Sin embargo, los problemas empezaron a intensificarse. Los niños y yo llegamos a enfermar debido al frío, y dormíamos 4 personas en una misma habitación. Después, aunque abonábamos la cantidad que se nos pedía, pasamos a dormir en un sofá-cama para tres, situado en el salón. Todo lo que nos habían prometido antes de llegar se esfumó de la noche a la mañana. Sabíamos que emigrar nunca es tarea fácil, ni solo ni acompañado, así que rendirnos no era una opción. Además de todo esto, yo no tenía un trabajo estable. La parroquia mencionada empezó obrar y cambiar mi vida: me ayudaron con la búsqueda de un empleo, y nos proporcionaban alimentos y cualquier tipo de apoyo, al momento y de manera incondicional. Aun así, todo parecía ir en contra: tropezaba con multitud de obstáculos en todos los procesos y me costaba mucho avanzar en cada uno de ellos (legal, habitacional, o de trabajo estable).

A finales de noviembre, recibí la noticia de que mi padre había tenido una recaída: una neumonía con derrame pleural. Esta situación era muy delicada, dado que se trataba de un tumor. Empecé a enfermar de los nervios: tenía ataques de pánico y ansiedad constantemente. Nada me daba tranquilidad; todo me daba terror. Las noches eran eternas, y tenía episodios de fiebre que duraban casi 15 días. Y mis dos hijos se encontraban también en esta misma situación. Dado que los tres estábamos enfermos (tos, fiebre, dolor de cabeza garganta y escalofríos), ya no podíamos seguir en el salón en que nos habíamos estado alojando hasta el momento. Sin embargo, carecía de los recursos necesarios para acceder aun a la más económica de las viviendas. Además, durante esos días mi pasaporte se extravió, y era poco el trabajo que podía conseguir o los trámites que llevar a cabo sin él. Aun así, yo trabajaba y los niños iban al colegio. Un día, hablé con uno de los sacerdotes de la Parroquia Beata María Ana de Jesús; la parroquia católica cuya fe yo no profesaba. Le relaté mi situación, y le dije que, lamentablemente, tendría que regresar a Venezuela. Me preguntó si estaba segura de ello. Le dije que creía que sí. Él me orientó sabiamente para organizarlo todo, lo que fue como un paño de agua tibia para mi alma, y me dio el nombre de una fundación muy conocida en España. Sin embargo, la respuesta de esta no fue satisfactoria, ya que tardarían de 6 meses a 1 año en conseguir los vuelos de vuelta a Venezuela, y ya el año estaba a punto determinar. Días después de comenzar a trabajar en un local de kebabs turco, perdí el empleo debido a los cambios de propietario del establecimiento. Todo se empezó a complicar aún más, y el estado de mi padre también. Empecé a orar por su salud, a los pies de la imagen más grande y central de aquella iglesia, la cual ahora era parte de mi día a día. A mis hijos les encantaba, y se había convertido en un inexplicable refugio y lugar de conversación con Dios para mí. El padre de mis hijos también estaba sufriendo un cáncer en la garganta y se encontraba recibiendo quimioterapia. Esto afectó en extremo a mis dos hijos, y aquello se convirtió en un alucha de emociones y confusiones para los tres.

Oraba y pedía a esta Copatrona de Madrid por mi salud emocional y la de mi familia, y por mi regreso a Venezuela si era necesario, ya que la persona que acompañaba a mi padre no podía seguir cuidándolo como él necesitaba. Continué orando día tras día en esta iglesia, sin parar, durante horas y horas, y lloraba ante aquella imagen. Miraba aquel rostro sin saber su historia o procedencia, ni si quiera su nombre, sólo con un respeto y apego grande hacia aquello que se encontraba en medio del altar. Únicamente me postraba ahí a orar; a orar y a llorar. En mis oraciones pedía encontrar una solución, pero en el fondo no intuía cuál podría ser; no tenía nada en mente, ni medios con que llevar ninguna cosa a cabo. Entre tantos nervios y tanta desesperación, le pedí con mucho respeto a la Beata María Ana de Jesús, de la cual ya conocía su santo nombre. Sentía que cada vez que me acercaba a ella, las cosas empezaban a calmarse. Y le dije: “soy una simple madre con dos hijos que ha venido a tu país para tener una vida digna y honrada, y así trabajar para la formación de mis hijos, para que sirvan a la sociedad y agraden a Dios Nuestro Señor y Jesucristo Nuestro Salvador. No quiero más, pero ahora necesito que intercedas por mí ante nuestro Padre y me muestres tu infinita misericordia con señales en el camino o iluminándome en las decisiones que debo tomar. En estos momentos soy incapaz cualquier cosa. Me siento perdida y no sé si ahora debo estar aquí en España. No sé cuál es mi propósito aquí, o mi propósito allá en Venezuela. Ilumina tú el camino, decide tú por mí, porque todo lo veo oscuro. Yo estoy dispuesta a cualquier penitencia, misión o tarea que me sea encomendada si me sacas de este pánico aterrador”. Al salir de allí, me fui personalmente a aquella fundación de retornos voluntarios que el sacerdote me había mencionado. El encargado no estaba, así que me atendió la recepcionista. Estábamos a finales de diciembre, y en esas fechas los proyectos de regreso ya se habían cerrado. El próximo periodo en que podríamos presentarnos a los sorteos era de marzo de 2025 julio de 2025, unos sorteos largos y complicados, pero la recepcionista también nos incluyó en las largas listas de espera. Recibí noticias de que mi padre se estaba recuperando de forma sorprendente de su neumonía, en menos de 8 días.

Sin embargo, caminando un poco se había tropezado y sufrió una caída muy fuerte, fracturándose dos costillas justamente en el lado en que tenía el tumor pulmonar. Siendo su única hija, durante la migración no pude dejar de pensar en lo que había dejado atrás. Al día siguiente, y con gran sorpresa por mi parte, me llamaron de la fundación: tenían sólo tres boletos para Venezuela, y antes de que terminara el año mis hijos y yo podríamos retornar a mi país con una pequeña ayuda económica para sustentarnos durante mi llegada. Con la sacudida y la emoción del momento, sólo me vino a la memoria la imagen de la Beata. Aunque me entristecí – sabía que al dejar el país por el que tanto había trabajado para entrar, me costaría tiempo volver –, al mismo tiempo me animé mucho, porque sabía que algo divino y milagroso estaba obrando en mi vida, y esto a la vez me quitaba el miedo y la tristeza. Me sentía confiada.Tomada la decisión de volver, le expliqué rápidamente todo lo sucedido a una de las Hermanas de la parroquia. Cuando nos despedíamos, me preguntó: “¿tú has contado tu historia a alguien?¿no será la Beata la que te ayudó?”. Después de escuchar estas palabras, mi vida cambió. En es emismo instante, en cuestión de un segundo, me vinieron de nuevo a la cabeza todos los momentos vividos y la imagen de la Beata, la imagen central de la iglesia.De aquella mujer incrédula hacia la Iglesia Católica, los santos y la Virgen María que yo había sido, ya no quedaba nada, y todo y cada favor se lo atribuía directamente a la Beata misma. Todo esto lo tomé como “una señal”.

Decidimos volver a Venezuela, no sin antes pactar con ella: prometí que volvería algún día a su parroquia con bonitas ofrendas, y que en mi retorno a mi patria la misión sería trabajar para dar a conocer su nombre en cada iglesia que pudiera, incluso con mis pocos recursos económicos. Aun siendo Venezuela el país de lo imposible, trabajaría por hacer que cada donación de comida en los hospitales, oraciones, ayuda a los más necesitados, visitas o cualquier obra solidaria, por poca y humilde que fuera, llevaría su nombre: BEATA MARÍA ANA DE JESÚS, COMPATRONA DE MADRID.

Esto lo haría tanto allí como en cualquier otro lugar donde me encontrara, hasta mi regreso a la parroquia de Madrid. Milagrosamente, todo encajó sin yo forzar nada. Debido al extravío de mi pasaporte, la Parroquia de la Beata María Ana de Jesús me ayudó económicamente en la obtención de uno nuevo. Sin embargo, este no llegaría a tiempo para mi salida de España, pero se me concedió un salvoconducto casi imposible de conseguir en el Consulado venezolano.

Así, el 30 de diciembre abordamos el avión rumbo a Venezuela. Tuve sentimientos encontrados, dudas, lágrimas y muchos miedos de volver. Aterrizamos en Caracas el 30 de diciembre a las 4 de la tarde. Ya establecida nuevamente en mi país, me dediqué al cuidado de mi padre, acompañándole a las revisiones médicas y procesos de radioterapias, que eran costosos y difíciles de conseguir. Mis hijos visitaban y hablaban con su padre, el cual sigue delicado de salud. Seguíamos en la lucha y en los procesos del hospital, siempre en manos de Dios y la Beata. Es por esto por lo que siento plenamente en mi corazón, y así doy fe de ello, de que la Beata María Ana de Jesús ha intercedido por mí ante nuestro Padre Creador y Salvador Jesucristo concediéndome estos favores:

1. La repentina y milagrosa recuperación de la neumonía de mi padre. lo cual por su cáncer de pulmón era difícil de superar
2. El retorno a mi país.

3. Emisión de los tres boletos por parte de la fundación mencionada de Madrid a Caracas sin coste alguno por nuestra parte
4. Pequeña ayuda económica, la cual he utilizado para los gastos de tratamiento de mi padre y el sustento de mis hijos
5. El salvoconducto de salida (esto se suele demorar casi un mes, pero lo emitieron en menos de una semana)
6. La emisión del pasaporte de un pasaporte nuevo, lo cual se lo atribuyo a la Parroquia de la Beata María Ana de Jesús directamente
7. Estabilidad emocional, tanto la mía como la de mis hijos.
Convencida de esto y de todo aquello que se me ha podido olvidar en este relato, ahora no tengo los recursos suficientes, pero con lo que podemos, en honor a ella, mis hijos y yo, junto a otros voluntarios, estamos trabajando para dar a conocerla: realizamos pequeñas visitas a los hospitales sirviendo comida a los enfermos con el nombre de María Ana De Jesús, Copatrona de Madrid, y dejamos y enseñamos su oración sagrada como señal y marca de su presencia. Hemos visitado ya varias parroquias, dejando estampas e imagen de ella, distribuyéndolas por toda la ciudad. Seguiremos creciendo y trabajando para su honra y para la gloria de Nuestro Señor Jesucristo y Dios.

¡María Ana Navarro de Guevara y Romero, Beata María Ana de Jesús, ¡mil gracias por los favores concedidos!

Calabozo, Estado Guarico, Venezuela

ANA KARINA MACHIQUES ACOSTA

Testimonio gracia concedida por la Beata María Ana de Jesús


Llevaba casi 9 años con dolores lumbares y dorsales. Los traumatólogos y los neurocirujanos, tanto aquí, en España, como en Santo Domingo, me dijeron que no era posible operarme, ya que se trataba de una intervención de gran dificultad. Me recomendaron realizar una filtración, pero mediante este procedimiento el paciente solamente se mantiene sin dolor de entre 3 a 6 meses.

Soy creyente, y tengo una fe grande y segura. Un día, los feligreses de la parroquia Beata María Ana de Jesús realizamos una procesión con la figura de la Beata. Cuando llegué a la puerta de la parroquia, entré y le dije al Señor:

“Dios mío, Tú sabes que yo no puedo coger peso ni me puedo agachar. Te pido, por la intercesión de la Beata María Ana de Jesús, ser capaz de ofrecerte mi dolor por amor a Jesucristo”.


Y así, cargué el costalero. También le dije a la Beata María Ana de Jesús:

“Beata María Ana de Jesús, dame fuerza, porque quiero caminar contigo. Te pido otra vez: intercede por mí, para que yo encuentre una solución a este dolor” – porque tenía unos dolores tan tremendos que pensaba que el hueso de la pierna se me iba a salir –. “Ayúdame y dame fuerza para ir caminando contigo.”

Así fue. Me pude agachar y cargar el costalero.


El 21 de noviembre, sufrí un dolor tan fuerte que pensaba que perdería la pierna. Fui a urgencias, donde me realizaron una inyección y me dijeron que en los siguientes días me llamaría el neurocirujano. El día 25 de noviembre, este se puso en contacto conmigo – yo pensaba que era para realizarme una filtración – y me dijo: “La junta de médicos ha valorado su caso y la vamos a operar. Le pondremos tres tornillos, pero tenga en cuenta que estos pueden moverse”.

Me explicó que existía el riesgo de que, tras la operación, no pudiera volver a caminar nunca más, quedando en silla de ruedas. En caso de que la operación saliera bien, la recuperación sería lenta, necesitando de entre 4 a 6 meses.

Yo le dije al médico: “Lo único que quiero es que me quiten estos dolores”.

El día 3 de diciembre me realizaron la operación, la cual fue un éxito. Todo fue muy rápido. Me pusieron seis tornillos, dos discos y dos cajas, en vez de los tres tornillos previstos en un principio.


Cuando salí del quirófano, le dije a Dios:

“Gracias, Señor, porque yo sé que aquí ha intercedido la Beata María Ana de Jesús para que yo pueda contar la gracia recibida”.


Los primeros cinco días tuve muchas molestias. Sin embargo, transcurridos diez, era capaz de bajar sola de casa y dar un paseo, y podía vestirme y realizar otras actividades con la suficiente autonomía. Actualmente, realizo las tareas de la vida cotidiana con poco esfuerzo, pero con prudencia. Me voy recuperando lentamente y reincorporándome a todas mis actividades.


¡Le doy las gracias a la Beata María Ana de Jesús y al Señor por la gracia que me han concedido! Amén.


Favor de la Beata María Ana de Jesús


Buenos días,

Escribo para comunicarles que hace unos meses pedí a la Beata que ayudase a mi hijo en los estudios y que le hiciese más consciente de lo que significa sacrificarse por los estudios. Él está repitiendo primero de la carrera de biotecnología, y en esta primera parte del curso ha aprobado todas


!Estamos toda la familia muy contentos!


Gracias y un saludo

Pilar Benito

Favor de la Beata María Ana de Jesús


Un favor que se puede publicar:
Quiero agradecer de todo corazón a la Beata Mariana de Jesús su intercesión ante el Señor por ayudarme a mí y a mi familia..
Hasta hace unos meses yo trabajaba cerca de la parroquia y por las mañanas antes de ir al trabajo entraba a rezar un ratito y a pedirle por mi familia y por mi, pues estaba preparando unas oposiciones bastante duras y necesitaba su ayuda.
Le pedía con fervor sobre todo por mi hermana que acababa de perder un bebé de 32 semanas de gestación y lo estaba pasando muy mal.
Mi hermana ya tenía 43 años y varios problemas de salud como hipotiroidismo y obesidad. Su ginecóloga le dijo que era muy difícil que se quedara embarazada y peligroso.
Gracias a su fe y a la Beata mi hermana consiguió quedarse embarazada de forma natural sin tratamiento de fertilización. Con mucha fe le pedí a la Beata que saliera todo bien y que el bebé naciera sano.
Así fue, mi hermana fue madre con 44 años de un niño sano y precioso. Ese angelito les ha traído todo el amor y la paz que necesitaban tras la pérdida del otro.
La Beata también me ayudó a superar mis oposiciones y a sacar un buen número y poder elegir la plaza que deseaba.
Ya no trabajo cerca de la parroquia, pero voy a veces a rezarle y a darle las gracias por todo lo que ha hecho por mi familia y por mí.
Ojalá se diera más difusión a las obras de intercesión de la beata y más madrileños pudieran conocerla y depositar su fe en ella.
Personalmente no me cansaré de darle las gracias por su ayuda.
Muchas gracias por facilitar este canal de comunicación.
Un saludo
A. M. F. N.

Favor de la Beata María Ana de Jesús


Un familiar mío se quedó sin trabajo hace unos meses. Al finalizar su contrato, no se lo renovaron después de unos cuantos años de trabajo en la empresa.
Al enterarme de la noticia, teniendo en cuenta lo importante que es un trabajo para la persona, pensé en pedirle ese favor a la Beata confiando en que no me iba a sentir defraudada al celebrase este año su IV centenario
Comencé rezando la oración de la estampa durante nueve días, al finalizar esa novena, comenzaba con otra, es decir, otros nueve días rezando la oración de la estampa y así durante unos cuantos meses, hasta que hace unas semanas decidí que hacía un parón en la petición para dejarla actuar. Me  sorprendió gratamente porque en ese tiempo de espera, vino el favor.
 A mi familiar le llamaron de otra empresa, comenzó a trabajar hace unas semanas desarrollando el mismo trabajo que venía realizando en la otra empresa.
Hay que decir que mientras yo acudía a la Beata haciendo novenas, mi familiar hacia entrevistas sin éxito hasta que por fin le comunican que le han seleccionado para empezar a trabajar de inmediato. Trabaja ahora en la ciudad que quería y más cerca de la familia gracias a la Beata María de Jesús.

Hola, mi nombre es Elena.
No soy de España, pero vivo en Madrid desde hace unos dos años y medio. Desde hace un año y tres meses he estado buscando trabajo. He ido a incontables entrevistas y me he presentado ante muchas personas.
El domingo 14 de abril me acerqué a la Catedral de la Almudena, para visitar la imagen de San Josemaría Escrivá de Balaguer, por una cuestión personal. Para mi sorpresa, se estaba llevando adelante la procesión/celebración por los 400 años de la muerte de la Beata María Ana de Jesús, cuya figura yo, hasta la fecha, no conocía.. Le recé, y me acerqué hacia el espacio en la Catedral donde muchas otras personas estaban rezando.
A la salida de la Catedral se me entregó una estampa con su imagen y una oración. Le recé muy intensamente.
El lunes por la mañana recibí un llamado con la noticia de que había sido elegida para un puesto valioso en una organización interesante.
Cumplo en comunicar este favor. Y agradezco mucho a la Beata por su intercesión.
...
Muchas gracias.
Un cordial saludo,
Elena

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